En 1939 hubo una película que marcó un antes y un después en la vida del cine. La película se llamaba “Lo que el viento se llevó”. Y fue el primer largo metraje a color en la historia. Con ella el cine empezó a abandonar el blanco y negro y comenzó una nueva andadura, más mágica, si cabe, gracias al color.
El adviento que hemos iniciado es una invitación que la iglesia nos hace para que vivamos nuestra vida cristiana a todo color: alegres en la esperanza por la próxima venida de nuestro Señor Jesucristo.
Con frecuencia llevamos una vida ctristiana en blanco y negro. Una vida gris, sin chispa y alegría porque con el pasar del tiempo caemos en la rutina y en la vivencia de unas prácticas a las que no damos su verdadera dimensión.
El Adviento, este tiempo de espera gozosa, es una oportunidad magnifica para rescatar esos aspectos de nuestra vida diaria que han perdido color y se han sumergido en el espectro gris de la rutina:
Rescatar la vida de oración: la sencillez en el trato don Dios… Rescatar la jovialidad en nuestras relaciones con los miembros de mi familia o con los compañeros del trabajo… Recobrar la chispa por el estudio, la lectura: ese sano apetito por aprender… Recuperar tantas cosas a las que hay que imprimir siempre nuesta condición de bautizados…
En definitiva, una espera activa, acompañada de buenas obras como pide la oración colecta: Aviva en tus fieles el deseo de salir al encuentro de Cristo,… acompañados por las buenas obras. Brindémosle a los nuestros el testimonio de una vida cristiana que sabe ponerse a la espera del Señor que viene, con una actitud jovial, llena de esperanza. Misioneros en el propio hogar. Misioneros en el trabajo.
No podemos esperar y menos recibir a Jesús con las manos vacías… Y tampoco con enfados o pleitos entre nosotros…
Así como llenamos el árbol de Navidad de esferas y luces, así tenemos que llenar de buenas obras nuestra vida.
Seamos protagonistas de una nueva película que marque un antes y un después en nuestra vida de amor y entrega a Dios. Una película que hable de la espera gozosa de un Dios que viene a hacerse hombre y que la podríamos titular: “Lo que el Adviento se llevó”. El adviento tiene que llevarse todo lo que de monotonía, tristeza y rutina se nos cuela en la vida. Dejemos de vivir en blanco y negro y pasemos a la era del color que nos trae Jesucristo con su nacimiento.
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JORGE (martes, 04 diciembre 2012 22:06)
Todos los que le conocemos sabemos que vive lo que está contanto, su "chispa de la vida" nos alegra a todos y nos hace disfrutar... Gracias Padre Agustín por recordarnos la alegría de la vida y de la fe, ya sabe que con usted siempre estamos muy agustín...